El vuelo de un nuevo Espíritu.

Que extraño es en un día cualquiera, de esos en los que uno solo desea que pasen rápido para que llegue otro mas importante, despertarse y entender la verdadera importancia. Es extraño porque es como si fuera un sueño mas, todo eso que pasaba desapercibido y rápidamente, de repente es lo mas claro. ¿O debería decir acaso que la bruma se ha esparcido de un modo que solo deja entrever pequeñas partes de cada una de esas cosas que estaban escondidas?. Tal vez, pero al parecer, nosotros eramos los escondidos. Si, nos pusieron un letrero gigante en frente desde el instante en que pisamos este mundo, y nos lo hicieron leer repetidas veces, cada vez mas y mas cuando nos atrevíamos a correr un poco la cara. Que gracioso es pensar en lo acelerado que pasaban las imágenes, era casi como si no existieran, y me hacían reír, nos hacían reír. No nos importaba nada de lo que sucediera, pues era totalmente ajeno a nuestro sentir y nuestro pensar.
Entonces es cuando esa fuerza llamada curiosidad, y ese impulso llamado voluntad, nos fuerzan a correr el inmenso letrero de "No Pasar", y llegamos a la realidad de las cosas. Cruda, y frívola realidad. Y comenzamos a experimentar un absurdo misoneísmo. No queremos siquiera enterarnos de que hay mas allá, entonces las excusas comienzan a ser nuestras amigas. Es realmente curiosa la forma en que todo se acerca, y es casi absurdo el haber estado caminando hacia ellas, y ahora que vienen solas retrocedemos como si nos estuvieran persiguiendo para matarnos. No es creíble, ahora que eso nos toca profundamente, ya no lo dejamos pasar, ya no nos reímos viéndolo pegarle una y otra vez a los demás.
¡Que ingenuidad es haber creído que estábamos a un costado del camino!, y que gracioso me resulta ahora ver lo difícil que es todo eso que yo creía teatro, entretenimiento, estupidez.
Siempre creí que las nubes eran inalcanzables, solo me queda corroborarlo haciendo a un lado los letreros que quedan, rastros de una existencia compartida. Para todo nuevo instante, nace un nuevo camino, un nuevo proyecto de vida. Ahora que bajo nuestros propios techos, nuestros propios cielos y entre nuestras manos estamos, sólo nos queda reír, y el reír todos juntos, nos da la fuerza necesaria para seguir derribando muros de dioses humanos, y humanos que pretenden ser dioses.
Entonces sonriamos, conozcamos nuevos rostros y nuevas palabras, y usemos nuestro impenetrable cielo de humor e ironía para seguir nadando contra la corriente de las mentiras aplastantes de la humanidad.